viernes, 26 de agosto de 2011

La verguenza del PP en Castilla La Mancha

 Se está gestando desde el 20 de Junio de 2011 una catástrofe de proporciones poco imaginables para el ciudadano de a pié. Tras la obtención del poder en Castilla La Mancha en las últimas elecciones autonómicas el Gobierno del PP decidió dejar de pagar la factura de la dispensación de los medicamentos en Castilla La Mancha a las farmacias de la región. Les recuerdo que las farmacias son negocios privados que compran con su dinero los medicamentos, los dispensan al paciente contra la entrega de las recetas del Servicio de Salud y que posteriormente abona dicho Servicio de Salud, en Castilla la Mancha es el SESCAM, a las farmacias cada 20 de cada mes. Esta situación de impago supone al día de hoy que se acumulan impagos cada 20 de cada més, y las farmacias deben hacer frente a la compra de medicamentos para continuar dispensando las recetas utilizando los fondos de que dispongan o endeudándose. El Consejero de Sanidad explica que es una situación heredada por la incompetencia del Gobierno Socialista anterior, y que no existe ninguna posibilidad de pagar nada del gasto farmacéutico del año 2011, hasta Enero de 2012 no se pagará como se hacía antes, cada 20 del mes siguiente. Ante esta situación, varios interlocutores del colectivo farmacéutico han intentado llegar a un acuerdo para llegar a la solución de este problema con el Consejero de Sanidad. Lo que se le pide es que el Gobierno Autonómico sea el que solicite un crédito para pagar la factura farmacéutica mensual, crédito que contaría con el aval del Gobierno, siendo pagados los intereses de dicho crédito por los farmacéuticos y el principal por el Gobierno. Ante esto el Sr. Echániz propone que los farmacéuticos se busquen la vida con los bancos, pidan préstamos con el aval de su patrimonio (que él supone inconmensurable) y que afronten los pagos del préstamo con nuevos préstamos cada més. Esta solución, de llevarse a cabo endeudaría aún más a las farmacias, ya esquilmadas por el impago y endeudadas con los distribuidores de medicamentos, llevándolas en la práctica a trabajar sólo para pagar la deuda con los bancos durante un perído de dos años, y temiendo que cualquier nuevo retraso en los pagos futuros por parte del SESCAM, le originaría perder su casa o el embargo del sueldo de la pareja o avalistas. Aún más, ante las legítimas protestas del colectivo farmacéutico, el Sr.Echániz manifiesta no entender dicha actitud, considera que el problema no es suyo, sino de las farmacias, y esgrime una actitud amenazadora hacia todos los que osen llevarle la contraria. Así, desacredita la labor de representación de los líderes del colectivo farmacéutico, amenaza con sanciones a los farmacéuticos si solicitan el cierre de las farmacias (única salida para evitar la descapitalización que supone el día a día de la dispensación, pago de impuestos, seguros sociales, nóminas...) y amenaza con modificar la actual legislación farmacéutica para poder sancionar o incluso cerrar a toda farmacia díscola que no acepte sus órdenes taxativas. Aún más, amenaza con cambiar el modelo farmacéutico implantando la libre apertura de farmacias, no para solucionar el problema, sino para castigar a los díscolos boticarios, como si la úna farmacia liberalizada pudiera vivir sin cobrar los medicamentos dispensados. La actitud de este señor, dista mucho de lo que es una toma de postura en un conflicto, ya no es ni siquiera importante el impago reiterado y la deuda pendiente. Ahora de lo que estamos hablando es del Estado de Derecho, de una persona que se arroga la facultad de legislar a su antojo para conculcar derechos de ciudadanos que están perfectamente legitimados para reclamar a la Administración lo que es suyo. Estamos entrando en una dinámica en Castilla La Mancha en la que el ala más dura del PP ha mostrado claramente sus garras y su intención de usarlas contra todo aquel que ose interponerse en sus decisiones de Gobierno, su actitud demuestra un carácter dictatorial y antidemocrático como pocas veces hemos podido ver en un Gobierno en España. Sinceramente como votante del PP que he sido, esta es la lección más dura que me han dado sobre cómo nunca se debe ejercer el Gobierno sobre los ciudadanos. El ejemplo que se está dando desde Castilla La Mancha a España, es muy clarificador de lo que nos espera si el PP gana las elecciones del 20N, lo verdaderamente aterrador es que la alternativa al PP es el PSOE, un partido que ha destruído el país y ha llevado a la miseria a millones de españoles, fundamentalmente debido a su tendencia suicida a utilizar sus "amistades" y "simpatizantes" para ocupar puestos que requieren una formación más allá de la obediencia a un partido político. Con estos partidos, creo que me quedaré en mi casa el 20N y no iré a votar, que sea lo que Dios quiera, y al menos cuando se ensañen conmigo cualquiera de los dos, que lo harán, no me dirá mi querida esposa: "Ya te dije que no votaras, todos son la misma mierda".

viernes, 29 de julio de 2011

¿El estado como amigo?

Desde que llevo trabajando como trabajador autónomo por cuenta propia, después de trabajar 16 años como funcionario público, he ido adquiriendo una cierta conciencia que me aparta de los roles adquiridos de mi etapa de funcionario. Uno de estos roles es la de ciudadano modelo confiado en la bondad del Estado en que habita. Realmente la condición de autónomo hace que te plantees seriamente la actitud del Estado hacia mi colectivo, así como la visión del Estado que este colectivo tiene. Es notorio que la actitud del estado hacia el trabajador autónomo es la de un tutor desconfiado de lo que hace su tutelado, siempre pensando en si estará haciendo alguna pifia, mintiendo o robando. En ningún momento hay por parte del tutor gestos de cariño o comprensión, bien al contrario le aplica la ley con pocos miramientos, busca los entresijos más enrevesados y las minucias más minúsculas, para asestar una reprimenda al tutelado. Nuestro Estado, tutor, llevado por su celo en el bién común, en la protección del ciudadano y velando por sus derechos, envuelve al autónomo en un maremagnum de obligaciones legales, plazos de actuación, y procedimientos exquisitos, tal que forma una madeja debajo de los pies de éste, en la cual es muy fácil enredarse y caer. Si cae, es decir incumple alguna normativa o plazo, el tutor, lejos de buscar la posibilidad de un error o descuido, lo toma como una falta digna de castido, multa y recargo, y así lo aplica. El autónomo, por definición, es alguien para el que el tiempo es literalmete oro, de hecho normalmente paga por el tiempo de otros a los que no tiene más remedio que acudir para solventar su día a día, mientras que para la Administración el tiempo es un inmaterial inexistente si a lo que se refiere es a alguna solicitud de éste, a no ser que se aplique en plazos para que el autónomo cumpla con sus obligaciones frente a ella, en cuyo caso es inexorable y preciso. Normalmente el autónomo ve a la Administración del Estado a alguien que tiene en frente y con el que tiene que luchar para poder llevar a cabo sus proyectos de futuro, habitualmente retrasa, deniega, modifica, desvirtúa y devalúa el trabajo realizado por el autónomo, llevando a veces la rentabilidad de este, al límite de la pura subsistencia. Curiosamente el autónomo no es casi nunca una carga para el Estado, normalmente jamás pisa la consulta de un médico del Sistema Nacional de Salud, compra los medicamentos sin receta, y suele tener un seguro privado al que acudir cuando tiene un problema mayor, ya que la Seguridad Social y sus listas de espera son consumidoras compulsivas de su tiempo, que recordemos es oro para el autónomo. Se le acusa de ser insolidario debido a que tiene la posibilidad de determinar él mismo su base de cotización a la Seguridad Social, base que se emplea para las prestaciones por invalidez o jubilación. Posiblemente en el aspecto solidario de contribuir para que otros puedan disfrutar de los beneficios de la Seguridad Social, estén en lo cierto, aunque sinceramente el montante total del pago del autónomo va aparar a solidaridad pura, ya que no usa el Sistema Sanitario Público para nada, quizás sólo las Urgencias, y no conoce lo que son ILT o bajas por maternidad (unos días testimoniales a lo sumo). En el aspecto de la jubilación claramente son los más solidarios de todos, pues cotizando el mínimo, prácticamente tiene una pensión no contributiva, lo mismo que tendría de no haber cotizado nada. Curiosamente, siendo el trabajador autónomo es el más productivo y eficiente de todos los tipos de trabajadores, es el más denostado por el Estado y sus acólitos los Sindicatos de clase. Habría que plantearse el porqué de esta animadversión, aunque la respuesta es francamente simple. Siendo un trabajador autónomo, ¿para qué necesita a un Estado opresor y a unos Sindicatos que lo chuleen? Para nada. Tanto el Estado como los Sindicatos saben eso, y como consecuencia actúan conjuntamente en contra del autónomo en cuanto tienen la menor ocasión. Imaginemos un país sin funcionarios ni empleados por cuenta ajena, en el que todos los trabajadores fueran autónomos, capaces de realizar su trabajo eficientemente, negociando con otros autónomos las compensaciones económicas por su labor; en la práctica conllevaría la desaparición del estado tal y como lo conocemos, llevando al nacimiento de una nueva sociedad mucho más justa, en la que todos tendríamos igualdad de derechos y obligaciones, donde las reglas de mercado harían de filtro para vagos e indolentes, que no podrían chupar de la teta del estado a costa del sudor de otros. Dado que esta visión se me antoja demasiado idílica y bastante alejada de la sopa filosocialista con la que nos han querido alimentar como plato único durante bastantes años, llegando a hacernos creer que otra visión de la sociedad era poco menos que pecaminosa. Propongo una visión un tanto más aceptable de la sociedad, una en la que el estado sea un apoyo eficaz a los deseos e intereses del autónomo, en el que la legislación esté pensada para proteger al ciudadano pero también para ser fácil y eficientemente cumplida por el autónomo, en la que el Estado sea ese tutor, profesor y amigo que todos queremos tener al lado para solicitarle consejo o para pedirle apoyo. El Estado a su vez, trataría a los autónomos como un hortelano a su cosecha, con mimo, intentando que crezca con salud, eliminando las malas hierbas y abonando y cuidando el terreno donde crecen, controlando las plagas, y recolectando el fruto del trabajo del autónomo en su justa medida, con impuestos adecuados y sensatos. ¿Es una visión idílica o es simplemente una solución real a nuestra maltrecha economía y a nuestra degradación como sociedad? Juzguen ustedes.

lunes, 11 de julio de 2011

Economía de guerra farmacéutica

Sí señores ya ha llegado la tan temida crisis con sus peores consecuencias a la Sanidad española. Era normal que así ocurriese ya que tras bastantes años de crisis, con las aportaciones de los activos haciendo aguas, y cada vez más demandantes de prestaciones gratuítas, el sistema se tenía que hundir antes o después, pero pronto sin ninguna duda. Nuestros pacatos políticos de todas las tendencias no se dan cuenta, o no quieren darse cuenta, de que el actual modelo se ha ido al traste por falta de financiación, es un monstruo insaciable que todo lo engulle sin ningún control. En un último esfuerzo por mantenerlo tal como era, están desangrando a los proveedores de recursos sanitarios, creando una montaña de impagados que hundirán más si cabe a la economía nacional, ya que liquidarán a la mayoría de las pequeñas y medianas empresas que prestan sus servicios a la Sanidad Pública. Entre estas empresas que están a punto de ser liquidadas están las Oficinas de Farmacia privadas, que el Sistema Sanitario español utiliza para la distribución a los pacientes de los medicamentos que son prescritos por los facultativos funcionarios de dicho Sistema.Como las demás pequeñas empresas, están sufriendo impagados que dadas las pequeñas dimensiones de las farmacias, provocarán su quiebra en pocos meses. La Administración, fiel a su lema de "mantenella y no enmendalla", no se plantea medida alguna para garantizar que la población tenga acceso a los medicamentos, de hecho ni reconoce si quiera que haya ningún problema. Si la Adminsitación Pública, ya sea nacional o autonómica, tuviera el más mínimo atisbo de inteligencia, instauraría desde ya mismo una política de Economía de Guerra en la Sanidad. Pero, ¿en qué consiste esta? Pues muy sencillo, en establecer mecanismos que ajusten los sevicios a lo que se puede pagar. Para realizar esto en lo que es la prestación farmacútica, hay que tomar medidas duras y drásticas. Las que yo propongo son las siguientes:
- Rebaja del margen farmacéutico a un 20%.
- Implantación de la receta electrónica única en todo el SNS. Con control restrictivo de la dispensación de medicamentos en cantidades ajustadas a las características de cada grupo terapéutico y principio activo,  y patología diagnosticada.
- Exclusión del sistema de recetas de pensionista a todos los jubilados con ingresos superiores a los 15.000 euros al año. Aportación variable para estos, desde un 40% para las rentas tope, a un 20% para los cercanos a 15.000 euros/año.
- Implantar el pago por receta de pensionistas de 50ct. por receta, para todos los pensionistas de ingresos inferiores a 15.000 euros/año. Este pago se recaudará íntegramente para el SNS.
- Eliminación de los medicamentos EFP, y creación de dos tipos de especialidades: Con Receta Médica y Sin Receta Médica.
- Creación de una clasificación por grupo terapéutico, principio activo y forma farmacéutica en la que obligatoriamente estén incluídos todos los medicamentos autorizados para su financiación por el SNS.
- Prescripción obligatoria por principio activo y forma farmacéutica, no reconociéndose la prescripción por nombre comercial salvo casos muy específicos y concretos, definidos en una orden de rango nacional. Cualquier prescripción por nombre comercial no incluída en la orden anterior será considerada como por principio activo.
- Financiación selectiva de principios activos y formas farmacéuticas, de tal manera que puedan quedar fuera de la financiación algunos de éstos. Ya sean principios activos o ya sean formas farmacéuticas concretas de estos.
- Precio fijo por grupo de principio activo y forma farmacéutica. Por el que se le va a pagar al farmacéutico igual en todo el SNS.
- Absoluta libertad de elección de marca comercial por parte del farmacéutico en la dispensación del principio activo y forma farmacéutica recetado. Con la salvedad de los referidos en la orden anteriomente citada.
- Absoluta libertad de contratación, descuentos y adquisición de medicamentos por parte de los farmacéuticos.
- Creación de grupos de equivalentes terapéuticos,de entre los que se seleccionará principios activos con formas farmacéuticas cabecera de grupo. Estos se utilizarán en la sustitución terapéutica cuando se determine el tratamiento más costo efectivo por parte de la Administración Sanitaria. La Administración sanitaria determinará en qué grupos terapéuticos se aplicará esta norma.
- Prescripción controlada por especialista de ciertos principios activos, con regulación de dispensación específica y reevaluación de su indicación programada en el tiempo.
- Establecimiento de escalafones de capacidad de prescripción a los facultativos de atención primaria, que restrinjan su capacidad de prescripción de determinados medicamentos según el escalafón asignado al prescriptor.
- Pago a las Oficinas de Farmacia por actos relacionados con la dispensación, independientemente del valor del medicamento dispensado. Entre estos, por colaborar con la Administración en programas sanitarios específicos. Por la realización de Atención continuada, léase Guardias. Por seguimiento farmacoterapéutico de medicamentos de reciente comercialización. Por control de los medicamentos desechados por los pacientes, caducados o no. Etc...

Con este tipo de medidas, entraríamos en una economía sostenible en el gasto farmacéutico en breve plazo.

viernes, 8 de julio de 2011

Hacia una Sanidad sostenible

Estamos inmersos en una crisis de proporciones apocalípticas en las que todas y cada una de las estructuras de nuestra sociedad se están viendo afectadas. Se habla ya de generaciones perdidas, como si esas personas no contaran ya para nada para la sociedad, mientras tanto los que están trabajando y cobrando un sueldo, piensan que su futuro es totalmente incierto y que el vivir día a día es su única certeza; aquellos que están en la tercera edad y están jubilados, piensan con temor que van a ver recortadas sus prestaciones en todos los aspectos y maneras. De entre muchas otras estructuras que deben ser revisadas, modernizadas y optimizadas, la Sanidad es una de las que mayor prioridad necesita a la hora de ser abordada. Palabras mayores como insostenible, colapso o desmoronamiento, suenan referidas a nuestro sistema sanitario. Para hacernos una idea de como esta estructura entrado en una espiral de crisis, lo primero es reconocer y conocer las labores de que se ocupa. Nuestro sistema sanitario podríamos definirlo como de coberturas casi totales, en materia de atención médica prácticamente cubre todos los procesos agudos y crónicos de manera gratuíta, exceptuando algunos pocos procedimientos de todos conocidos (p.e. prestaciones dentales), se recibe independientemente de su nivel de ingresos y no tiene limitación en materia de gastos por atención sanitaria al paciente o por el nivel de aportación impositiva de éste. La cobertura en materia de medicamentos es del 100% en el caso de pensionistas, independientemente de su nivel de ingresos, y del 60% en el caso de cotizantes, no cotizantes y extranjeros en cualquier situación legal, en el caso de la medicación hospitalaria es 100% gratuíta para el total de los residentes en este país. La obsesión de todos los políticos ha sido llegar a una cobertura total de la población residente en nuestro país, e incluso ser referencia a nivel mundial de determinadas técnicas sanitarias, que se ofrecen a personas de todo el mundo. La financiación de la Sanidad se hace en base a partidas presupuestarias que se alimentan de los impuestos recaudados, estos impuestos son independientes del nivel de uso del sistema sanitario por parte de los individuos. No hay que ser muy inteligente para saber que la crisis produce una disminución del nivel de ingresos por impuestos, ya que la actividad económica cae y cada vez son menos los que aportan y más los que reciben. Frente a esto, la cobertura sanitaria no ha hecho más que aumentar y expandirse, tanto en atención sanitaria, como en contratación de personal, como en apertura de nuevos centros sanitarios. La idea de que la Sanidad se ha ido hipertrofiando en todos los aspectos por decisión de nuestros políticos con el beneplácito de la población es algo innegable. Hoy por hoy, nuestra Sanidad está hiperrofiada por un sin fín de excesos que enumerados son: exceso de coberturas, exceso de centros sanitarios, exceso de personal y exceso de coste por procedimientos. Nuestra Sanidad está mal enfocada, mal gestionada, mal dimensionada, y mal financiada. La pregunta que están en el aire y que nadie quiere responder es si el actual modelo de Sanidad Pública dede ser mantenido a cualquier precio. Mi respuesta a esta pregunta es tajante, NO.
Ya hemos visto como funciona nuestra Sanidad y qué males le afectan. Ahora veamos si tienen solución sus problemas o es un caso perdido. De entrada hay una esperanza, un caso perdido no es, puesto que la mayoría de la gente tiene fé en que es una institución que debe ser preservada, aún a costa de sacrificios. Otra cuestión es qué nivel de Sanidad nos podemos permitir. La lógica nos dice que nos permitiremos aquella sanidad que nos podamos pagar, es decir, tendremos que tener una sanidad más básica y con menos prestaciones, gratuíta en la mayoría de los casos, y otra sanidad en la que el pago de un porcentaje de la atención sea obligatorio. Esta consideración induce a pensar en discriminación de la población en base a su nivel de renta, pero no es tal desde el momento en que la solidaridad de todos mantiene un sistema sanitario eficaz para la gran mayoría de la población a un coste asumible por esta. La lógica también nos dice que la solidaridad tiene sus limitaciones, y no pueden considerarse beneficiarios de la Sanidad a aquellos que no aportan a su sostenimiento. Si la solidaridad de los habitantes de un país se debe con los nacionales de dicho país vía impuestos, la solidaridad con los no nacionales se debe vía cotizaciones de éstos o vía aportaciones de su país de orígen, la atención sanitaria a éstos debe adecuarse a su nivel de aportación para no sobrecargar un sistema ya sobrecargado, incluyendo en esta sólo las prestaciones más básicas. En cuanto a la población nacional, cotizante o no, es imperativo la adopción de un sistema de pago por uso del sistema sanitario a todos los niveles, incrementándose el nivel de aportación con respecto al nivel de uso del sistema y consumo de recursos. La aportación del pensionista por receta es imperativo para evitar la tendencia a la hipertrofia en el consumo de medicamentos, y la aportación por consulta médica es igualmente necesaria para moderar su uso. Otro aspecto no menos importante es el de la prescripción médica, ésta y no otra es la responsable del gasto farmacéutico, no hay más lógica que la generación de recetas por parte de los facultativos del sistema sanitario público es la que provoca el consumo de medicamentos. Todo procedimiento que mejore el control de la prescripción, adaptando ésta a la formación del prescriptor, y regulando su libertad de prescripción a criterios de eficiencia en la selección de los medicamentos, producirá efectos directos en la bajada del gasto farmacéutico. No nos olvidemos del papel de la Farmacia en el gasto farmacéutico, la administración pública desaprovecha su enorme potencial de capacidad educativa sobre el uso racional de medicamentos por la población, basando prácticamente todas sus medidas de control en la rebaja de precios y márgenes, políticas que basen la remuneración en el acto farmacéutico, más que en el margen sobre el precio, moverían la mentalidad del farmacéutico hacia otros derroteros. Las políticas de rebajas de precios en medicamentos y márgenes comerciales deben ajustarse a los fines para los que se han creado, disponer de medicamentos eficaces con una renovación adecuada a las necesidades de la sanidad, y mantener un sistema de distribución de medicamentos a la población que sea eficiente. Una regulación de precios mínimos consensuada entre Gobierno y empresas farmacéuticas, unido a una legislación que haga de la prescripción por principio activo una obligación, y una potestad del farmacéutico la sustitución genérica, con los límites lógicos de los casos excepcionales, lograría milagros en la contención del gasto farmacéutico.
Estas y otras consideraciones son las que me han movido a refelejar mis pensamientos, y aunque en el fondo soy pesimista sobre la posibiliadad de que nuestros políticos sean capaces de actuar de manera lógica en la resolución de los problemas de la Sanidad, espero que por el peso de los acontecimientos, la fuerza de la razón se impondrá.

jueves, 7 de julio de 2011

Ninguneados por el SESCAM

Los farmacéuticos de Castilla La Mancha llevan esperando el pago de los medicamentos que dispensaron a los pacientes del SESCAM el mes de Mayo pasado desde el día 20 del mes de Junio. Ya son 17 días de retraso y son muchas las farmacias que empiezan a temblar pensando que el día 20 de Julio, como todos los autónomos de este país, deben hacer frente al pago de los impuestos del segundo trimestre. Todos temiendo que el SESCAM haga doblete y tampoco pague el 20 de Julio los medicametos de Junio. La caja se ha ido vaciando pagando nóminas, gastos, compras a proveedores,.... y en muchos sitios la desesperación se palpa en el ambiente. No se nos atiende por parte del SESCAM, ni se nos dá ninguna explicación más allá de que los pagos han sido autorizados, pero que están retenidos en la Tesorería de la Junta de Comunidades. El por qué están retenidos, nadie acierta con la explicación, todo son bulos, mentiras y patrañas sobre conspiraciones que nadie se cree. Buena explicación de un mal pagador, la misma que le podría dar yo a un pensionista cuando me pidiera un medicamento y yo le contestara que no puedo suministrárselo porque la Tesorería no me ha pagado el dinero para poder comprarlo.
 Hoy por hoy, la gente nos oye protestar y nos pregunta sobre el futuro de este problema. Nosotros, dentro del pesimismo originado por la desinformación por parte de nuestros gobernantes, les decimos que el futuro es que una farmacia endeudada hasta las trancas no será capaz de suministrar fármacos ni siquiera pagando el paciente el coste total de estos, porque en el intervalo entre que se deciden a pagar los sres. del SESCAM, y nos llegue el dinero, nos habremos endeudado tanto con los suministradores y con los bancos, que nadie nos dará crédito, ni nos suministrará medicamentos. Habrá muchos cierres de farmacias, muchos despidos de personal  y las menos, subsistirán medio arruinadas.
 Pero que no cunda el pánico, seguro las que grandes cadenas de supermercados vienen a rescatarnos, haciéndose con el mercado de las farmacias y colocando un par de Super-Farmacias en los sitios más interesantes, obligando a la Administración a cambiar las leyes, para permitirles un reinado monopolístico de la dispensación de medicamentos. Ellos sí que tendrán contenta a la Administración, pues no les importará cobrar a 180 días o más, total tienen pasta de sobra para aguantar. Ahora, en vez de tener la farmacia en el barrio, tendremos una, eso sí enorme, en frente del Centro de Salud, donde no adelantan ni un medicamento, ni prestan nada, ni siquiera te dan las gracias, ni te aconsejan o informan. De los medicamentos que tendrán, serán los que ellos decidan y quieran o les den más margen, los demás ni se los traerán, ni les importará cómo los puede conseguir usted. Tendrán un farmacéutico por turno, al que nadie conocerá ni verá, porque no estará visible al público. Eso sí, personal auxiliar dispuesto a venderle de todo, tendrá todo el que quiera y más, que esto es una empresa que cuida de su imagen. Pero claro, si en su pequeño pueblo no hay centro de salud, vaya preparándose para recorrerse en coche los km que haga falta hasta llegar a la Super Farmacia más cercana, que abrir allí no interesa, y como la Administración paga a chorrocientos días, no hay nadie que se atreva a meterse en ese negocio.
 Negro futuro el de la farmacia en Castilla la Mancha, entre todos la estamos matando, y ella sóla se va muriendo.